Ockeghem: Requiem
Artista: Ensemble Organum, Marcel Pérès
Fecha de publicación: 1993
Un amigo mío, también músico, ha desempeñado una serie de obras clásicas para su hijo, e informa que a Allen parece gustarle mas la música de Johannes Ockeghem (c. 1410-1497) . Podría ser por la forma en que este compositor renacentista teje las voces para crear una especie de manta para el oído. O tal vez, el murmullo suave de esta musica le recuerda a los sonidos en el útero. De cualquier manera, la actuación del Ensemble Organum de este Requiem (una misa en honor a los muertos) es muy pacifica y tranquila, pero también posee una especie de resonancia viril de autoridad.
Bach: Seis Conciertos para el Margrave de Brandeburgo
Artista: Trevor Pinnock
Fecha de publicación: 2008
Incomparablemente alegre y brillante, estas seis piezas puede afirmar ser las mejores obras instrumentales de estilo barroco, con la posible excepción de los conciertos de “Las cuatro estaciones de Vivaldi”. Los compositores de la época barroca (aproximadamente 1600-1750) le daban prioridad a una habilidad musical llamada contrapunto, la práctica de combinar líneas de carácter instrumental o vocal en un conjunto. Johann Sebastian Bach no tenía rivales (y seguramente nunca los tendrá) en este arte. Le daba algo gratificante a cada sección de la orquesta – y divertido – para hacer. Construía estructuras de energía grandiosas e irresistibles. Cada uno de estos conciertos cuentan con una combinación diferente, pruebe con el primer movimiento del Concierto no. 2, en el que cuatro solistas brillantes (violín, flauta, oboe y trompeta) danzan festivamente en torno a la orquesta de cuerdas, o el final del Concierto no. 3, un verdadero espectáculo de instrumentos de cuerda.
Strauss: Symphonia Domestica / Eine Alpensinfonie / Oboe Concerto / Duett-Concertino
Artista: Real Orquesta Filarmonica de Liverpool
Fecha de publicación: 2006
Este disco muestra los dos lados del compositor Richard Strauss. En la Symphonia domestica (1903) y en Eine Alpensinfonie (Una Sinfonía Alpina, 1915), pudo captar la tradición del romanticismo alemán con dos de las obras orquestales más grandes y opulentas de todos los tiempos, en sus dos conciertos nostálgicos (uno para oboe de 1945, el otro para clarinete y fagot de 1947), revivió el espíritu de Mozart en trozos delgados, melodiosos, de otoño para una orquesta (mucho) mas pequeña. El solista de oboe de Jonathan Small, en particular, toca con una fluidez encantadora, y el director Gerard Schwarz es especialmente hábil con esta musica en alza.
MOZART: Oberturas
Artista: Wolfgang Amadeus Mozart
Después de que Bach y sus contemporáneos llevaron al contrapunto barroco a su punto máximo, los compositores de la siguiente generación reaccionaron aligerando la textura de su música. Dominaba la línea de la melodía, mientras que los instrumentos medios y bajos fueron los encargados del acompañamiento armónico y rítmico, en lugar de contar con líneas independientes. Este nuevo estilo, sin embargo, no fue menos burbujeante y energético – vea las oberturas (preludios instrumentales) que Mozart (1756-91) escribió para sus óperas. Brillantes, cautivadores pero nunca demasiado pomposos, lleno de melodías pegadizas, con solos de viento atrevidos y partes agitadas de trompeta y tambor, estas oberturas se tocan con gran entusiasmo por Capella Istropolitana.
Aunque los expertos han demostrado que la educación musical mejora el rendimiento dentro y fuera del aula, aumenta las calificaciones de SAT y mantiene a los niños en la escuela, los recortes presupuestarios han eliminado las bandas de música y coros en algunas escuelas del país. Para combatir esta tendencia, Inversiones Fidelity se unió con un icono de la música, Paul McCartney, para lanzar una nueva obra de caridad pública, la Fundación La Música Vive, orientada a aumentar la financiación a programas de educación musical en las escuelas.
«Mientras crecía en Liverpool, estaba rodeado por la música», dijo McCartney. «Así era. El problema es que cada vez más y más programas de música están en peligro de ser eliminados. Por eso estoy orgulloso de unirme a Fidelity para apoyar a la Fundación La Musica Vive. Después de años y años de tocar en una banda y ganarme la vida haciendo lo que amo, hoy puedo decir honestamente, ‘¿Dónde estaría sin la música? »
La Fundación planea recaudar fondos a través de promociones especiales de una edición limitada de brazaletes de peltre «La Música Vive» con la firma de McCartney e » Inversiones Fidelity«, grabado dentro. Cada persona, contribuyendo con por lo menos $ 40 a la causa -el coste de poner un instrumento musical en las manos de un niño- recibirá el brazalete conmemorativo para mostrar apoyo. Usted puede hacer una donación en www.musiclives.org.
«Los programas escolares de educación musical significa mas cantidad de niños aprendiendo a tocar un instrumento o llevar una melodía, y de manera significativa añaden a la vida académica del estudiante y a su vida social», dijo Robert L. Reynolds, vicepresidente de Fidelity y jefe de operaciones. «La educación musical es un programa de estudio crítico que recibe escasa atención y cada vez menos dinero por año. La Fundación La Música Vive quiere luchar contra esta tendencia y mantener viva la música en nuestras escuelas en los años próximos.” Los estudios demuestran que los estudiantes que están muy involucrados en la música y en la educación artística obtienen mayores calificaciones en los exámenes SAT, tienen más potencial para el aprendizaje de matemáticas, descienden las tasas de deserción escolar y tienen menos problemas disciplinarios.
«Los programas escolares de educación musical en todo el país están enfrentando una grave amenaza, ya que los presupuestos se están acortando y no se esta teniendo en cuenta lo que los niños necesitan, a pesar del hecho de que la música ayuda a los niños a tener un mejor rendimiento en todo tipo de estudios», dijo John Mahlmann, ejecutivo director de MenC: La Asociación Nacional de Educación Musical. «El apoyo de un músico como Paul McCartney y de una empresa tan importante como Fidelity traerá la atención nacional necesaria a esta cuestión.»
Sea usted un adolescente o ya esté bien entrado en años, nunca es tarde para explorar su lado creativo, especialmente si usted está interesado en la música. La composición de canciones es una excelente manera de expresar sus pensamientos y sentimientos, y de comunicarlos a sus amigos y a su familia, incluso si no tiene ninguna aspiración a conseguir fama musical o fortuna. Si está interesado en vender o interpretar sus canciones, por otro lado, debe tener en cuenta que el camino es duro, y que realmente muy pocos compositores de canciones consiguen una gran fama o fortuna, y esto nunca ocurre al instante. Sin embargo, si usted posee expectativas realistas, descubrirá que escribir canciones es una experiencia valiosa, ya sea como hobby o como profesión.
La gente escribe canciones de maneras muy diversas. Algunos componen la música primero, mientras que otros comienzan por escribir la letra. Para algunos, la melodía y la letra vienen juntas al mismo tiempo, mientras que otros escriben primero las melodías y luego la letra. No importa cuál sea el orden que le sienta mejor, en algún momento tendrá que decidir sobre qué tema trata la canción. Hay varios tipos diferentes de canciones, que van desde aquellas que cuentan historias ficcionales a las que comunican profundos sentimientos personales.
Si decide escribir una canción que cuenta una historia, un buen ejercicio para comenzar es escribir sobre una historia e las noticias, o sobre algo que haya leído en el diario. De esta manera, puede utilizar su primera canción para afilar sus habilidades para elegir las palabras sin la presión de tener que contar una historia propia. Sin embargo, si usted ya posee una idea sobre una historia que quiere contar, puede escribirla en forma de un poema e intentar crear rimas apropiadas y estructuras que ayuden a comunicar lo que ocurre en la canción.
Puesto que la música es tan expresiva, muchos compositores usan sus composiciones para expresar cómo se sienten, sea esto relacionado con una persona, una situación o incluso un lugar geográfico. Escribir este tipo de canciones puede resultar una experiencia altamente personal, es por eso que cada uno lo hace de una manera diferente. Si usted tiene algún presentimiento importante sobre algo, escríbalo en un anotador y revíselo luego. Puede que se le ocurra una buena línea que exprese una emoción de manera precisa, y si la conserva, quizás termine escribiendo una canción entera a partir de esa línea. Disfrutar de ratos tranquilos y en silencio siempre ayudará en el proceso de escribir una canción
Escribir la música para una canción se puede hacer de muchas diferentes maneras, dependiendo de sus aptitudes musicales y de su concentración. Si escribe principalmente para comunicar palabras, quizás un par de acordes de guitarra cuidadosamente elegidos pueden ser todo el acompañamiento que necesite. Sin embargo, si usted es un virtuoso de algún instrumento, su aproximación a la escritura de la parte musical será muy diferente. Mucha gente piensa en una idea musical, y la toca una y otra vez hasta dar con una melodía. Otras veces, los compositores construyen piezas completas, melodía y todo, sin siquiera saber de qué tratará la canción. Una vez que la melodía esté completa, el escritor se sentará y pensará frases que compartan o expresen el sentimiento detrás de la música, y parta desde allí.
Una vez que haya unido la letra y la música, puede que sienta la necesidad de tocar su nueva canción. Es una buena idea mostrar el tema a la familia y a los amigos antes de tocarlo frente a una multitud. Una vez que se sienta lo suficientemente confiado interpretando su canción, podría considerar una visita a algún bar con micrófono abierto. En las noches de micrófono abierto, los compositores pueden tocar una u más de sus propias canciones frente a una atenta y apreciativa audiencia. Los músicos podrán discutir su arte con otros compositores, haciendo de este proceso de aprendizaje algo entretenido.
Las galerías Habatat anunciaron hoy el arribo anticipado del piano Kuhn-Bösendorfer, un imponente piano de cola artesanal de un valor de 1.2 millones diseñado por Jon Kuhn, el internacionalmente aclamado artista del vidrio. Este grandioso y elegante piano, de ébano pulido y de una extensión de 7’4’’ con las incrustaciones the vidrio de Kuhn, será la pieza central de la exhibición de la obra del artista en la Galería de arte Tyson’s Corner, cuyo valor asciende a los 3 millones de dólares. El piano se encontrará en exhibición a lo largo de cuatro semanas, comenzando el domingo 26 de Abril. La muestra de Kuhn se extenderá hasta el 17 de Junio.
“Habatat es la primer galería de arte de los Estados Unidos en exhibir el imponente Kuhn-Bösendorfer, que sería el piano de edición limitada más caro en la actualidad”, dijo Jay Scott, uno de los dueños de la galería, al realizar el anuncio. “Jon es considerado el principal escultor mundial en cristal frío, y ha sido una parte importante de nuestro negocio de arte de vidrio a lo largo de muchos años”, señala, “por eso estamos entusiasmados en que haya elegido a Habatat para esta muestra única”.
El sorprendente piano Bösendorfer fue producido a lo largo de un año y medio, y se trató de una “gran colaboración” entre L. Bösendorfer Klavierfabrik GmbH de Viena, Austria, y Jon Kuhn, cuyas creaciones fueron descriptas como “las mejores obras en cristal frío de todo el planeta”.
El Kuhn-Bösendorfer eleva el diseño de pianos de cola artísticos a un nuevo e importante grado y amplía su reputación. El instrumento (junto con su banco haciendo juego) posee un arreglo de más de quinientas mil facetas de cristales brillosos, ordenadas en un elegante diseño de doscientas joyas en forma de diamante sobre la caja de resonancia, las patas, la lira, la tapa y el banco. Un componente con diseño particularmente inusual es el logo de cristal que se encuentra sobre la tapa que cubre el teclado, con el nombre del comprador escrito en hilos de oro. Esto pretende asegurar que el nombre del dueño (sea un coleccionista de arte o un pianista profesional) perdure – junto con el piano.
Las creaciones de Kuhn han sido siempre conocidas por su inusual resplandor; aunque las luces sean bajas, el Kuhn-Bösendorfer brilla. A medida que la luz aumenta y se refracta con más intensidad en las joyas de Jon –especialmente en la tapa-, la totalidad del instrumento parece cobrar vida, incluso antes de que haya sonado la primer nota. Pequeños toques de color reflejado salpican la lámina de bronce y las cuerdas, como si hubieran sido puestos por el pincel de un pintor impresionista. “Es casi como que la luz misma ha renacido dentro de la brillante matriz de cristal, en el corazón de cada una de las piezas de Kuhn”, ha dicho un admirador recientemente.
Las capas de cristal de calidad óptica le aportan a la obra de Kuhn una ilusión de gran profundidad. “La gente parece querer sumergirse en ellas”, observó Mellisa G. Post, antigua curadora del Mint Museum of Craft + Design (Museo Mint de Arte + Diseño). “Jon ofrece a los asistentes una experiencia completamente dinámica. Uno está rodeado de luces y sombras, de color y movimiento como no podría experimentarlo en ningún otro sitio”.
Los Kuhns, como los coleccionistas llaman a sus obras, vienen en diversas geometrías: desde cubos hasta círculos pasando por elegantes óvalos, que parecieran querer levantarse de sus pedestales. Figuras con forma de cuña son suspendidas en marcos artesanalmente elaborados, similares a grandes collares. Hay unos grupos de péndulos brillantes con forma de estalactitas que proyectan rayos de luz por toda la habitación a medida que giran, transformando la totalidad del espacio de la galería en partes del “lienzo” del artista.
La obra de Kuhn está incluida en las colecciones permanentes de más de cuarenta museos y en la de la propia Casa Blanca. Éstas poseen una amplia variedad de tamaños que van desde las dimensiones de una mesa, a obras de proporciones monumentales (piezas independientes, adecuadas para amplios espacios exteriores o interiores), y están valuadas en precios entre los $6,000 y $1 millón. Primero Bloom (Florecer), un Kuhn cúbico de medio millón de dólares compuesto de más de 25,000 distintas superficies de cristal se pondrá a la venta en Habatat, entre muchas otras en una diversa selección de tamaños y precios. Pero el “plato fuerte” de la muestra será el piano, que debe ser visto en vivo para poder ser enteramente apreciado. Kuhn lo califica de “imponente. Sabíamos que iba a salir bien, pero nunca imaginamos esto”.
El piano Kuhn-Bösendorfer es tanto un excepcional instrumento de música como una atractiva obra de arte. Los Bösendorfer son aclamados por pianistas profesionales a lo largo de todo el mundo por su tono y su tacto inolvidables. “He llegado a entender que hay un cierto prestigio en el nombre”, dice Scott, “porque cuando le digo a la gente que entiende de pianos que vamos a tener un Bösendorfer de 7’ en la galería, sus ojos se iluminan”.
“Ignaz Bösendorfer comenzó a hacer sus pianos en 1828”, dice Kuhn. “Él los pensó como instrumentos de cuerda en lugar de considerarlos de percusión. Por eso es que los Bösendorfer se parecen más a un violín que otros pianos, y por eso es que algunos los llaman los “Stradivarius” de los pianos. Eso es lo que lo que les da su voz distintiva y su consistente funcionalidad –y por esta misma razón, varios de los antiguos siguen en circulación. Entonces, no es utópico asumir que este primer Kuhn-Bösendorfer va a poder seguir sonando a fines del siglo XXII, mucho tiempo después que yo haya dejado de existir,” se maravilla. “Si alguien compra hoy uno de mis pianos, su tátara tátara tátara tátara nieto va a estar disfrutándolo dentro de 180 años. ¡Eso sí es un legado!”.
Los pianos Kuhn-Bösendorfers están disponibles entre $1.2 y $3.5 millones, incluyendo el emblemático Imperial Concert Grand, de 9’6″ pies.
Muchos estudiantes aman improvisar. Pero generalmente nos preguntan «¿Cuándo puede uno mismo empezar a aprender a crear una pieza completa de música?» Mi respuesta a eso es «cuando quiera empezar». Generalmente le digo a los estudiantes que no deberían pretender aprender a componer hasta que puedan improvisar con independencia en el piano. Y cuando digo «independencia», me refiero a que puedan sentarse y sólo tocar sin criticar lo que está sonando.
Cuando se pueda hacer esto, tendrá la habilidad de componer una pieza de música sin tener que parar cada dos compases. Habiendo dicho esto, y asumiendo que usted ya puede improvisar libremente, veamos cómo podemos crear nuestra primer pieza.
Primero, comprendamos que la mayoría de la música se compone de secciones. De hecho, la composición musical es el arte de la repetición y el contraste. Lo primero que enseño a mis estudiantes es a aprender como completar una frase de ocho compases. Una vez que puedan «llenar» esta sección, ya sea con una melodía o acordes, la mitad del trabajo estará hecho. ¿Por qué? Porque esta frase de ocho compases puede ser usadas como su sección (a). Por ejemplo, echamos una mirada a la canción «cristales de hielo». Aquí tenemos ocho compases para la sección (a) y otros ocho compases para la sección (b).
Los acordes ya están señalados, así que todo lo que tiene que hacer es improvisar. Verá, una vez que pueda sentir una frase de ocho compases, podrá de verdad entender la idea de las secciones musicales. Y podrá entender cómo usan los compositores las repeticiones y los contrastes para crear una pieza musical. Para «cristales de hielo», tenemos una pequeña pieza de música con forma ABA. Dura por algunos minutos y luego se acaba. Lo grandioso de esta lección en particular es que se aprende a tomar una improvisación y a usarla para «llenar» los ocho compases. Una habilidad que vale la pena aprender.
Ignacy Jan Paderewski nació en el pueblo de Kurylówka en la provincia de Apodolia, territorio polaco anexado por Rusia. Su padre fue un administrador de grandes estados. Su madre, Poliksena (née Nowicka) falleció varios meses después de que Paderewski naciera, por lo cual fue llevado a vivir con parientes lejanos.
Desde su niñez, Paderewski estuvo interesado en la música. Inicialmente tomó clases de piano con un tutor privado. Y en 1872, a los 12 años de edad, viajó a Warsaw e ingresó en el Conservatorio de la ciudad. Luego de graduarse en 1878, se le pidió ser tutor de piano lo cual aceptó agradecido. En 1880 se casó con Antonina Korsakówna, y poco tiempo después nació su primer hijo y al año siguiente se enteraron que era minusválido. Al fallecer su esposa, Paderewski decidió avocarse de lleno a la música, y en 1991 viajó a Berlín para estudiar composición con Friedrich Kiel y Heinrich Urban. Al mudarse a Viena en 1884 se convirtió en alumno de Teodor Leszetycki. Fue allí en Viena donde hizo su primer debut musical.
Pronto ganó gran popularidad, y sus subsecuentes apariciones (en París en 1889 y en Londres en 1890) fueron sus mayores éxitos. Su brillante ejecución del piano creó un furor que alcanzó casi todas las longitudes más extravagantes de admiración; y sus triunfos fueron repetidos en los Estados Unidos en el año 1891. Su nombre se convirtió instantáneamente en sinónimo del nivel más elevado de virtuosidad pianística, y toda la sociedad se encontraba a sus pies. Su posición como Primer Ministro de Polonia encumbró su carrera.
Debido a las inusuales combinaciones de sus notables logros (el ser un pianista de clase mundial y un exitoso político), Paderewski se convirtió también en el ejemplo favorito de los filósofos, y se trata con frecuencia en relación a “Un rompecabezas acerca de las creencias” de Saul Kripke, por tener el nombre que denota dos cualidades distintivas, la de político y la de pianista.
Además de sus tours de conciertos, Paderewski fue un orador popular que fue renombrado por su ingenio, y fue citado en muchas ocasiones. Una vez fue presentado a un jugador de polo con las palabras: “Ambos son líderes en sus campos, si bien éstos sean muy diferentes”. Pero Paderewski replicó: “No tan diferentes”, “tú eres un alma querida que juega al polo, y yo soy un pobre polaco que toca solo.”
En otro incidente, Paderewski recordó: “He establecido cierto tipo de comportamiento estándar, que, durante mis interpretaciones, no debe hablarse. Cuando comienzan a hacerlo, yo me detengo. Y digo < < Lamento profundamente interrumpir su conversación, por lo cual voy a parar por un momento para permitirles continuar su charla>>. Puedes imaginar que efecto tiene esto.”
Durante un tour en el año 1941, Ignacy falleció súbitamente en Nueva York a las 11:00 pm. del 29 de Junio. Fue enterrado en el cementerio nacional de Arlington, en Arlington Virginia, cerca de Washington D.C. En el año 1992 su cuerpo fue lelvado a Warsaw y colocado en la Catedral de St. John. Su corazón se encuentra encerrado en una escultura de bronce en el Shrine Nacional de Nuestra Señora de Czestochowa cerca de Doylestown, Pensilvania.
En el rígido establecimiento oficial de música clásica de París, durante la segunda mitad del siglo XIX, Gabriel Fauré ganó aceptación con gran dificultad. Él era alumno de Camille Saint-Saëns en la escuela Niedermeyer, e hizo de organista en varias iglesias parisinas, incluyendo la Madeleine, pero no consiguió ninguna posición de maestro sino hasta el año 1898 en el Conservatorio, donde entre sus alumnos se desatacaron Ravel y Enescu.
En el año 1905 se convirtió en director del Conservatorio a causa de las secuelas del escándalo que generó la negativa del Premio de Roma a Ravel, introduciendo en dicho puesto un gran número de reformas necesarias. Su retiro, en 1920, le dio la posibilidad de dedicarse de lleno a la composición de dos notables trabajos finales para orquestas de cámara, un trío de pianos y un cuarteto de cuerdas. Falleció en París en el año 1924.
En el año 1893 Fauré escribió música incidental para una producción de “Le bourgeois gentilhomme” de Molière. El tema “Siciliene” de esta producción fue utilizado posteriormente en la música incidental de “Pelléas et Mélisande” de Meterlinck, y aún ganó popularidad años después bajo una amplia variedad de arreglos, incluyendo la versión orquestal del propio compositor y su arreglo para violín y piano. Hay también una suite de concierto de “Pelléas et Mélisande” orquestada por uno de los alumnos de Fauré, Koechlin.
Música orquestal
La nostálgica “Pavne” de Fauré es un trabajo orquestal con una parte opcional de coro, añadida debido a la sugerencia de un patrón, pero generalmente omitida en las interpretaciones modernas. La música para instrumentos solos y orquesta incluye la “Ballade” para piano y orquesta, la “Berceuse” para violín solo y la “Elégie” para chelo solo. El dueto para piano “Dolly Suite” fue arreglado para orquesta en el año 1906 por Henri Rabaud.
Vocal
Fauré es un compositor de gran importancia, que capturó en sus arreglos el espíritu característico de su época: el humor de un anhelo nostálgico por lo inalcanzable. Algunas de las canciones, tales como “Après un rêve” (Luego de un sueño), han alcanzado una inmensa popularidad en el ámbito instrumental. Además de las hermosas canciones individuales de gran belleza, como Lydia, Clair de lune, Les roses d’Ispahan, Sylvia, En prière, y muchas otras, son canciones cíclicas, incluyendo Les Verlaine, La bonne chanson y Cinq mélodies de Venise, L’Horizon chimérique, La chanson d’Eve y Le jardin clos.
Música eclesiástica
El Réquiem de Fauré permanece como uno de los elementos típicos en el repertorio coral, con sus arreglos de ritos funerarios, diferenciándose de los tradicionales Requiems para misas. La temprana “Messe basse” fue originalmente una composición colaborativa del año 1881 con Messager, pero en la revisión final de 1906 constaba de cuatro movimientos de la misa compuestos por el mismo Fauré.
Música de cámara
Entre la música de cámara de Fauré encontramos dos finas sonatas para violín, un trío de piano y un cuarteto de cuerdas, que datan todos de la época de los últimos años de vida del compositor. Hay varias pequeñas piezas evocadoras, incluyendo el Romance, el Berceuse y el Andante para violín y piano y la Elégie, el Romance y la Sérénade para chelo y piano.
Música para piano
Fauré realizó un aporte importante al repertorio del piano, particularmente en una serie de 13 Barcaroles y un número similar de Nocturnas, con cinco Impomptus y una única balada. El dueto para piano “Dolly Suite” fue escrito en 1890 por la hija de Emma Bardac, posterior esposa de Debussy y cantante para quien Fauré compuso LA bonne chanson.
Tal vez Gustav Holst (1874-1934) estuvo anticipando la controversia que concerniría a Plutón cuando escribió su suite de siete movimientos titulada “Los Planetas”. Si bien Plutón fue descubierto en 1930, Holst nunca actualizó su composición, dejando la suite con sus siete movimientos originales (de todos modos la Tierra no se encuentra representada en dicha obra). Tal vez Holst deseaba mantener el balance de siete, un número tradicionalmente asociado con la perfección. Pero debido al reciente cuestionamiento del status de Plutón como planeta en el mundo científico, Holst probablemente haya tenido un poco de previsión al respecto, después de todo.
Cada uno de los movimientos representa un planeta específico, o más propiamente dicho, cada movimiento encarna las características de la deidad romana según la cual son nombrados los planetas, comenzando con Marte (la guerra) y culminando con Neptuno (el misticismo). Dicha obra fue escrita originalmente para piano y órgano, pero una orquesta completa le hace mucha más justicia a la naturaleza dramática de la composición. La versión orquestal de Holst es la que suele oírse hoy en día por la mayoría de las personas.
Gustav Holst fue un compositor inglés en cuya familia la música era una expresión muy común: era hijo de un organista y continuaría siendo el padre de otro compositor y director muy reconocido, Imogen Holst. Mientas asistía al Colegio Real de Música en Londres, se hizo gran amigo de otro compositor inglés, Ralph Vaughn Williams. Si bien “Los Planetas” no fue la obra favorita de Holst, se convirtió en su trabajo más conocido.
Mahler fue el segundo de catorce hermanos, de los cuales seis fallecieron durante la infancia. Su padre, Bernhard, era propietario de una taberna y su madre, Marie, era hija de un fabricante de jabones. Poco tiempo después de que Mahler naciera, él y sus padres se mudaron a Iglau, Moravia. Su padre fue capaz de abrir una exitosa taberna y una fábrica de cervezas, lo cual le permitió respaldar las ambiciones musicales de Mahler.
Niñez:
Mahler vivía cerca de la plaza del pueblo en donde se celebraban conciertos muy frecuentemente por la banda militar, esta fue la razón por la cual desarrolló el gusto por la música desde una edad muy temprana. Fue discípulo de Anton Bruckner. Aprendió varias canciones en pentagramas de aquellos amigos que asistían a escuelas católicas y recibió lecciones de música por parte de músicos locales. No pasó mucho tiempo después de que su padre le compró un piano en que Mahler se volvió un intérprete muy hábil.
Adolescencia:
Como resultado de las “no tan buenas” notas escolares del joven Mahler, su padre lo envió a una audición al Conservatorio de Viena. Fue aceptado en 1875 bajo la instrucción de Julius Epstein, su profesor de piano. Estando en la escuela de música, Mahler rápidamente optó por composición como estudio principal. En 1877, se alistó para la Universidad de Viena donde se interesó profundamente en grandes trabajos literarios y en la filosofía.
Primeros años de adultez:
A los 21 años, Mahler recibió la dirección de un trabajo en el teatro Landes de Liabach. Allí dirigió más de 50 piezas, incluyendo su primera ópera, la cual resultó ser nada más ni nada menos que “Il Trovatore”. En el año 1883, Mahler se mudó a Kassel, firmó un contrato, y trabajó por varios años como “RDirector coral y musical”. Este podrá haber sido un título de fantasía, pero aún tenía que reportarlo al Kapellmeister residente. De 1885 a 1891, Mahler trabajó en Liepzig, Praga y Budapest.
Adultez media:
En marzo de 1891, Mahler se convirtió en director principal del teatro Stadt de Hamburgo. Mientras tanto, en esa misma ciudad Mahler culminó su segunda sinfonía, por el año 1895. También, en ese mismo año, se suicidó su hermano menor. Desde el fallecimiento de sus padres, varios años atrás, Mahler se convirtió en la cabeza del hogar. Para proteger a sus hermanas menores, las trasladó a su vivienda en Hamburgo.
Adultez tardía:
Mahler se mudó a Viena y se convirtió en el Kapellmeister de la aclamada Filarmónica de Viena. Varios meses después fue promovido a director. Como nuevo director del teatro Hofoper, sus osadas, provocativas, y controversiales presentaciones atrajeron a gran número de personas al teatro y muchas reseñas por parte de la prensa. En 1907 y 1910, Mahler condujo la Filarmónica y la Orquesta Sinfónica de Nueva York. Un año después, luego de regresar a Viena, falleció de una endocarditis bacterial.
Un musicólogo Australiano descubrió lo que se cree que es el último trabajo de piano escrito por Ludwig Van Beethoven mientras estudiaba el último libro de ensayos del compositor. Peter McCallam, profesor de musicología asociado a la Universidad de Sydney, encontró los 32 compases de una notación musical manuscrita mientras miraba en el libro de ensayos en la Librería Estatal de Berlín. La mayoría de los libros de ensayo de Beethoven fueron estudiados en detalle pero el último atrajo menos la atención.
McCallum le dijo a Reuters que no supo instantáneamente que era una pieza de piano porque Beethoven solía utilizar una especie caótica de taquigrafía. «Los libros de ensayo son fuentes muy buenas pero son muy difíciles de leer y hay que saberlos descifrar, pero se puede trabajar sobre el si lo mira lo suficiente», añadió.
«Utiliza una clave de firma que nos da una pista, por lo que tienes que averiguar». McCallum dijo que cree que la pieza fue escrita en Octubre de 1826, unos meses antes de que Beethoven muera en Marzo de 1827. Dijo que la pieza era un poco melancólica pero «preferentemente encantadora y muy sencilla. También tiene una buena calidad y no es difícil de tocar por lo que es buena para los niños pequeños». Tiene algunas características armónicas inusuales que no asociamos normalmente con Beethoven», añadió. Stephanie, la esposa pianista de McCallum, utilizó la transcripción de su marido para hacer la primera grabación de la pieza -Bagatelle en Fa menor- la cual dura 54 segundos.
McCallum dijo que cree que la pieza, aunque es breve, está completa. «No termina en la mitad de una oración por así decirlo, pero sospecho que si Beethoven la hubiese presentado, hubiese agregado más cosas porque no es muy larga», agregó.
Es difícil pensar que un objeto de casi tres metros de longitud, negro, que pesa una tonelada y media pueda ser el centro de atención de un escenario y no ser notado. Todos reconocemos a un gran piano de concierto cuando lo vemos, pero la atención se posa siempre en aquel que está tocando sobre ese magnífico piano.
Aquellos de nosotros sentados en la audiencia, o escuchando un CD, tal vez demos al instrumento por sentado, pero puede hacer o destruir la presentación de un artista. Especialmente en el caso de la leyenda canadiense del piano Glenn Gould, quien falleció en el año 1982. La búsqueda de toda su vida era encontrar y luego obsesivamente mantener con Su piano, todas las cualidades de un apasionado amor.
Es una gran semilla para la periodista norteamericana Katie Hafner, quien ha llevado este lado poco conocido de la vida artística de Gould a un libro: “Un romance sobre tres piernas: La búsqueda obsesiva de Glenn Gould del Piano Perfecto» (editorial McClelland & Stewart). Hafner ha transformado toda esta investigación y recolección —tanto sobre Gould como de diversas personas que le conocieron y todos los pianos que pasaron por sus manos—, en una historia, mezclada con anécdotas y mucha perspicacia, sobre un canadiense cuyo nombre es reconocido en todo el mundo.
“Sabemos tanto acerca de Gould, pero tan poco sobre su piano”, dice Hafner dueño actual del gran piano Steinway que el pianista descubrió en las alas del Auditorio Eaton en el año 1960, que se convirtió en su compañero constante de innumerables conciertos y grabaciones. Gould demandaba trasladar el piano con él a las salas de concierto al igual que a los estudios de grabación de Nueva York y Toronto.
Era una relación de ensueño, hasta que los que realizaban las mudanzas accidentalmente estropearon el piano. Ni la fábrica Steinway ni el técnico de piano que trabajaba para Gould, Vern Edquist, pudieron reparar el daño. Edquist, uno de los técnicos de piano más populares de la ciudad antes de su retiro y de esto ya hacía varios años atrás, afinaba para Liberace, Victor Borge y un gran plantel de músicos importantes. Pero ninguno era como Gould en sus demandas. “Él tenía esa cosa de no querer gastar energía extra”, dice Edquist mientras intenta describir la respuesta relampagueante que el pianista buscaba.
¿Es este el último trabajo para piano de Beethoven? El musicólogo Peter McCallum de Sydney cree que lo es. Las 32 barras de la notación musical escrita le llamaron la atención cuando estaba estudiando el último libro de ensayos del compositor en Berlín, hace algunos años. Requirió un poco de trabajo de detective determinar qué fue lo que intentó decir el gran compositor, cuya escritura era caótica.
«No sabía que era una pieza de piano hasta que me senté y trate de escribirla», dijo McCallum. «Beethoven casi nunca utilizó claves o firmas, por lo que hay que pensar sobre ellas… pero una vez que descifras el código, es claro.» McCallum, quien es profesor de musicología en la Universidad de Sydney, cree que la pieza fue escrita en octubre de 1826, sólo unos meses antes de que el compositor muriera en marzo de 1827.
«Beethoven siempre tenía ideas y era compulsivo», dijo. «La cantidad de papel que utilizó en los últimos 3 años de su vida es sorprendente. Hay un montón de pequeñas ideas que no llevan a ningún lado. Pero esto era más que una pequeña idea. Tiene una parte derecha y una parte izquierda y marcas de frases en algunos lados. Por lo tanto, es claro que es una pieza completa.»
La pianista Stephanie McCallum utilizó la transcripción de su marido para hacer la primera grabación de la pieza. La Bagatella en Fa menor dura 54 segundos y es la pieza final de su CD Para Elisa, Bagatelles para Piano por Ludwig Van Beethoven. Aunque la mayoría de los libros de ensayos de Beethoven fueron estudiados en detalle, el último libro -alojado en la librería estatal de Berlín- atrajo muy poco la atención.
A pesar de que sus últimos trabajos a veces son vistos como espirituales, este fragmento tiene una calidad diferente, dice Peter McCallum. «Es un poco melancólico. Pero es una cosa placentera y es fácil de tocar. Lo que me gusta de ella es que un chico puede disfrutar tocándola. Podríamos darle a Fur Elise un descanso por un tiempo.»